Chile un país sin política energética
La urgente necesidad de cambiar las reglas del juego:
nuestra PROpuesta energética
Marco Enríquez-
Ominami
Candidato Presidencial
del PRO
Miguel Márquez
Asesor en Energía del
PRO
(publicada
en El Mercurio, domingo 2 de diciembre)
Chile carece de política energética: el rechazo a Hidroaysén, Barrancones,
la judicialización del desarrollo eléctrico que denunciamos desde hace años, los
5 ó 6 Ministros en menos de 2 años y gas, el sostenido aumento de las tarifas
eléctricas y de los precios de los derivados del petróleo; la declaración de
zonas saturadas o latentes en más de una treintena de ciudades, entre la VI a
la XI regiones, el aumento de la dependencia y vulnerabilidad de nuestra matriz
y, el aporte creciente de emisiones de
CO2 al cambio climático, son parte de una larga lista de hechos que dan cuenta de
la ausencia de política energética y de propuesta estratégica alguna. Esta
falta de política energética no se transforma en colapso cada 4 años porque el
costo de éstas las pagan las Pymes, la gente y el medio ambiente. El marco
regulatorio, heredado de la dictadura y prácticamente inalterado durante los
gobiernos democráticos, se ha encargado de consolidar(nos) como rehenes en
lugar de consumidores o ciudadanos.
Proponemos: cambiar el más vendo más gano hoy imperante
por el mejor usamos la energía más ganamos todos, cambiar el tarifado
y procesos de formación de precios de la energía (incluyendo el SIPCO), el
masivo fomento de las energías renovables (a diferencia del actual gobierno que
desconoció sus propuestas iniciales del 20% a 2020), cambiar los métodos de
evaluación ambiental de los megaproyectos energéticos, sentar las bases para un
cambio de la matriz energética, sucia y cara, por otra limpia y menos
vulnerable, y, finalmente, fomentar una participación informada de la gente en
la toma de decisiones respecto de éstos. En suma, proponemos cambiar las reglas del juego de los
mercados energéticos, única opción de enfrentar adecuada y oportunamente los
desafíos energéticos, ambientales y de competitividad.
Nuestra propuesta tiene los siguientes objetivos: i) asegurar un
abastecimiento oportuno y a costos razonables; ii) reducir la vulnerabilidad y
dependencia; iii) mejorar la competitividad; iv) incluir y considerar los
impactos ambientales en los precios de la energía; v) transparentar mercados
energéticos y fomentar la competencia; vi) contribuir a la equidad y facilitar el
acceso a la energía a los sectores desfavorecidos de la población, vii) estimular
y fomentar la participación informada de la gente, y finalmente, viii) asegurar
liderazgo del Estado y establecer una mayor simetría y coordinación entre
políticas económicas, ambientales y energéticas.
Para el logro de estos objetivos destacamos las siguientes medidas:
1.
Negawatts o Negajulios, más con menos: será punta de lanza de nuestra política
energética, el uso eficiente de la
energía y las energías limpias y verdes, de las que destacan la gestión de
la demanda y especialmente las medidas de carácter estructural que apuntan al
cambio en los patrones de consumo energético.
2. Suministro de energía seguro basado en energías
convencionales y no convencionales:se establecerán los instrumentos de mercado y de política de fomento
para asegurar la transición de una matriz sucia, cara y dependiente en el
suministro de energía de fuentes convencionales a nuevas fuentes de energía que
nos permitan instalar una matriz limpia y a costos razonables. Un 30%
de la matriz energética al 2025 estará basada en energías renovables.
3.
Programa de Leña Sustentable: que cubrirá al 2025 la mayor parte de los
requerimientos de calefacción y agua caliente de las regiones VI a la XI. En 4
años lograremos desarrollar modelos de gestión de la calefacción y del agua
caliente que permitirá sacar a la mayor parte de las ciudades y localidades
declaradas zonas saturadas o latentes por partícula fina y gruesa derivado del
uso de leña húmeda y de estufas ineficientes en viviendas mal aisladas.
4.
Programa de Transporte Sustentable: Nuestro foco estará puesto en el
transporte público de la RM y de provincias. Al 2030, el transporte será el
sector responsable del 40% del consumo de energía y nadie en Chile evalúa de
manera rigurosa las opciones que tenemos, por ello sentaremos las bases para el desarrollo de un sistema de transporte
sustentable, fomentando proyectos pilotos a partir de nuevas tecnologías, modelos
de gestión y de negocios, a partir de nuevas fuentes de energía, como el
hidrógeno, así como la adopción de instrumentos de desarrollo urbano y espacial
que considere la energía y el medio ambiente en los sistemas de transporte
público y privado.
5.
ENAE: Impulsaremos la creación de la Empresa Nacional de Energía que
tendrá como objetivo esencial “abrir” mercados y desarrollar nuevas tecnologías
y fuentes de energía para luego estimular la entrada de privados (Pymes).
6.
Investigación y Desarrollo (I&D): instalaremos
condiciones sin precedentes para mejorar, crear y desarrollar nuevas fuentes de
energía y nuevos materiales, nuevas miradas y nuevos modelos de negocios,
mejores y más transparentes mercados así como personal científico y técnico
para el desarrollo de estas nuevas opciones.
La experiencia a nivel mundial, en especial de los países de la OCDE,
dan cuenta que las verdaderas y más eficientes respuestas a los desafíos
energéticos y ambientales no se encuentran necesariamente en una mayor oferta
de energía, sino en el tipo de ciudades que alentamos erigir, en las
construcciones térmicamente eficiente que propiciaremos, así como los cambios
de procesos que fomentaremos a nivel industrial y minero. No habrá cambios en
las reglas del juego en los mercados energéticos nacionales sin cambio de
responsables de la política energética que luego de más de 40 años, han sido
incapaces de asumir responsablemente los desafíos ambientales, de desarrollo, de
equidad y de competitividad que reclama una energía limpia, accesible, segura y
de costos razonables.
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