“Si gritan lo
devuelvo…”
Los casos son numerosos,
abrumadores, indignantes. Las tasas hipotecarias, las tarifas eléctricas,
los precios de la bencina, parafina y del diesel, de las alzas en el pago a
las isapres, Johnson, del lucro en la educación. Lo arbitrario, lo
unilateral, el abuso se ha impuesto y nos ha consagrado, como rehenes. El
correlato de todas esas arbitrariedades y constataciones es el sostenido
aumento de las rentabilidades de las empresas dueñas del PIB y el IPSA se porta
bien.
La concentración
económica chilena permite y facilita aquello: dueños de casi todo el PIB
chileno -productos y servicios- poseen a la vez los medios de difusión pudiendo
de este modo hacer parecer normal, lo anormal, acallar voces, reclamos,
verdades, relegando a las redes sociales a cualquier irreverente mirada
distinta. En ese contexto no extraña el que la televisión abierta opte por
acosar a Cristóbal (Cisarro) y no a Awad o Paulmann.
En tiempos pre-electorales
algunos candidatos intentan sugerir con cierto desgano, recuperar el
rol de consumidor activo ya que aparentemente, es la solución a los
abusos; pero se trata de alivios momentáneos como son las campañas y propuestas de ciertos
candidatos: nada sacas con bajar la tasa de interés (en educación por ej.) pues
las controladores del mercado y las instituciones (incluso cuando funcionan!) tienen
numerosas opciones para continuar trasgrediendo umbrales económicos, morales y
sociales; ya sea alargando plazos o bancarizándote
por otros medios como sugieren ejecutivos bancarios. Y si estas otras opciones
no resultan, y si alguien grita, pues como se ha hecho costumbre, lo devuelven.
La opción es no sólo
recuperar la condición de consumidor activo y responsable sino recuperar
nuestro rol de ciudadano. Como se ha logrado a través de marchas contra Hidroaysén
o contra el lucro en la educación y cuyas reivindicaciones hemos hecho
nuestras. No es un tema de tasa de interés. Hidroaysén no es manera de tratar
nuestras cuencas, la Patagonia y la tierra, y peor aún ni siquiera es solución
a nuestros problemas energéticos; y la tasa de interés NO conjuga con una educación
de oportunidades y republicana.
Es anormal e inaceptable
el que los sectores que "entregan" servicios básicos o públicos, sean
los "más rentables": electricidad, aguas, salud, telefonía, etc. En
el Chile actual si lo es. Se trata de tarifas reguladas por el Estado al menos
para el sector residencial, nuestros hogares. Es el caso de la energía en que
el aumento de tarifas eléctricas (5,5% al año) y gasolina, parafina, gas
licuado y diesel (por sobre el 10% al año) en estos últimos 30 años supera
largamente el aumento de los ingresos nominales en el mismo plazo.
La práctica del abuso de
parte de los dueños del PIB chileno se ha impuesto como norma con la
complicidad de la Alianza y la Concertación. La transversalidad de los
directorios de las empresas dueñas del PIB es fiel reflejo de ello. Más allá de
campañas pre-electorales, nuestra candidatura plantea que deben cambiarse las
reglas del juego para terminar con el "si gritan lo devuelvo", que ha sido la respuesta a
décadas de abusos por parte de los sectores económicos dominantes y de políticos
cómplices.
Chile es un país
generoso. Sin embargo, la codicia y el dogmatismo lo están transformando en una
sociedad de mercado benéfica para unos pocos. Lucharemos con todas nuestras
fuerzas, para impedir que Chile se transforme en un supermercado, excluyendo a
los ciudadanos donde todo pareciera tener un precio o está en venta.
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