La electricidad en Chile: ¿a las puertas del
apocalipsis?
Miguel Márquez Díaz, Director Ejecutivo energiainteligente Ltda.
Matías Negrete Pincetic´, Profesor Dpto. Ingeniería
Eléctrica PUC
Héctor Pulgar Painemal, Profesor Dpto. Ingeniería
Eléctrica UTFSM
Durante las últimas semanas (2013) y con la connivencia de los principales
medios de comunicación nacional, se ha presentado el status energético
(eléctrico) chileno casi a las puertas del apocalipsis. Se pronostican apagones, alzas en las tarifas, pérdida de competitividad
y un futuro a oscuras.
Lo grave no sólo es la dramática situación eléctrica descrita sino el
lenguaje y cuñas utilizadas: “transversalidad”, “técnicos”, “expertos”, etc.,
lo que se explica esencialmente por dos razones: la supuesta amplitud ideológica
de las advertencias catastróficas; y, la también supuesta calidad de los
argumentos, con lo que dicho sea de paso, se descalifica cualquier respuesta
que se desmarque del statu quo. Así, se presenta como única solución mejorar el
actual modelo de desarrollo eléctrico y esencialmente, los procesos de
aprobación de proyectos que coincide con la agenda de las empresas eléctricas
controladoras del mercado. En resumen, el mismo modelo basado en la expansión
cuantitativa de la oferta con tecnologías convencionales.
¿Será necesario señalar que la mayoría de quienes promulgan y
promueven este apocalipsis y soluciones ad-hoc, no sólo callan una larga lista
de opciones distintas, propias de la gran mayoría de los países de la OCDE[1],
sino que además por décadas han participado en la creación y/o implementación
de la actual política energética (eléctrica) chilena y por ende responsables de
sus aciertos y fracasos?
¿Cuál apocalipsis: eléctrico o energético?
El país vive un periodo complejo en el tema energético y no sólo
eléctrico, pero por razones distintas a las esbozadas por los sectores aludidos.
En efecto, Chile hoy es más vulnerable y dependiente que años previos (Balance
de Energía, BNE, 2011): nuestro país importa más energía, paga más por ella y
lo que es peor tarda en adoptar soluciones que enfrenten de manera eficaz el
reemplazo de hidrocarburos (más del 80% de nuestra matriz) que no poseemos y
que además se agotan. El gran porcentaje de la población, en especial sectores
más vulnerables, paga cada vez más por su energía. Acorde a cifras del
Ministerio de Energía, el aumento de precios y tarifas en estos últimos 20 años
supera el 10% al año en el caso de los derivados del petróleo y 6% en el caso de
la electricidad[2].
Paralelamente, acorde a cifras del Ministerio del Medio Ambiente, el costo en
salud pública y privada por partículas asociadas al uso de la mala leña
(húmeda) supera los 4.000 millones de US$ (fines del 2012), calificando de
zonas saturadas y/o latentes a más de 30 ciudades del centro/sur de nuestro
país. La leña, acorde al BNE, cuenta por aproximadamente el 59% del consumo energético
de los hogares chilenos en promedio, y más del 70% desde la VI a la XI
Regiones.
El
actual y los últimos gobiernos del país no han perdido oportunidad alguna para
firmar cuanto tratado ha surgido de manera de frenar el aumento dramático de
los gases de efecto invernadero (GEI). Lo que extraña es que la matriz
energética chilena, en especial en el ámbito eléctrico, es una de las que acusa
el mayor aporte per cápita a los GEI en la región[3].
Más aún, se exacerba esta incongruencia al aprobar incansablemente centrales
termoeléctricas a carbón; sin duda, una figura de doble estándar escandalosa. Tal postura ha sido justificada por
organismos patronales y universidades nacionales, que en la prensa nacional
presentan argumentos que van desde la negación del cambio climático[4]
hasta la falta de responsabilidad de los países desarrollados[5].
No obstante, estos serios y graves problemas, además de muchos otros
temas relevantes que por razones de espacio omitimos (ENAP virtualmente quebrada,
acotada investigación y desarrollo en energía, entre otros), no están en la
agenda ni de las empresas controladoras de los mercados ni de aquellos que
constantemente nos recuerdan que estamos ad-portas del apocalipsis eléctrico.
De
sonar las trompetas del apocalipsis, sería por las reglas de juego imperante y
la falta de política energética
Todos y cada uno de los problemas antes mencionados, así como otros de
menor envergadura, es el resultado del modelo implementado en Chile desde hace
más de tres décadas.
La experiencia de privatización de la industria
eléctrica en el mundo ha sido al menos controvertida. No existe consenso acerca
de sus reales impactos. Ni en términos de innovación ni de disminución de
costos y simultáneamente, de un mejor acceso, comparado por ejemplo con la
desregulación de las comunicaciones.
Chile es un claro ejemplo de implementación de un mercado eléctrico
que no garantiza precios competitivos[6]. En
países como Gran Bretaña, contemporáneo a nosotros en la privatización de los
sistemas eléctricos, se han realizado al menos en dos ocasiones cambios
profundos a lo largo de tres décadas. Por ejemplo, una diferencia radical con
nuestro país es que UK estableció serias restricciones a la proliferación de centrales
a gas natural ante la posibilidad de falta de suministro, pese a que eran
productores. Chile en cambio, que carecía de gas natural (lo de Magallanes era
insignificante y hoy casi inexistente) las fomentaba. Los responsables de
nuestra política eléctrica designaron al corte de gas natural argentino como
culpable de nuestros subsecuentes problemas eléctricos y de racionamiento.
Chile carece de política energética e incluso de política eléctrica. Lo
importante, en un mercado eléctrico como el chileno es vender y consumir MWhs, sin
importar en qué ni cómo se usen esos MWhs. Con ese objetivo una política de
oferta eléctrica basado en la expansión física del sistema es perfectamente
funcional por errada que sea. Surgen dos preguntas fundamentales que pocos promulgadores
del apocalipsis se hacen respecto de esta política de oferta: ¿a qué costo? y, ¿quiénes
han recibido el beneficio realmente? La respuesta a la primera pregunta está a
la vista: poseemos las tarifas eléctricas más caras de Latinoamérica y una de
las más caras del mundo, severos impactos ambientales y uno de los principales
aportadores de emisiones de GEI, partículas y precursores de ozono troposférico,
crisis eléctricas y riesgo de racionamiento cada 5-10 años, fenómenos que
forman parte de una lista negativa más larga aún. La respuesta a la segunda
pregunta es que ciertamente no es el ciudadano, el medio ambiente o la
industria nacional, ésta última, que ha visto perder competitividad al verse
expuesta a tarifas cada vez más altas. Los grandes beneficiados de este actual
modelo son precisamente las empresas eléctricas, cuyas rentabilidades han
crecido sistemáticamente durante los últimos 30 años. La conclusión que se
impone y que eluden los responsables de las políticas
de oferta eléctrica es que los altos
costos de esas tarifas son el resultado natural de la elevada concentración[7]
y falta de competitividad del mercado eléctrico chileno.
Tan bueno ha sido el negocio que pese a sismos, sequías, crisis
asiáticas o europeas o económicas de cualquier tipo, las rentabilidades se
mantienen sostenidamente al alza en Chile[8];
superando holgadamente, tasas normales de rentabilidad en estos mercados a
nivel mundial.
De no asumir –los responsables de la política
energética así como las empresas energéticas, ambos en primera línea- los
necesarios cambios tecnológicos, de instaurar nuevos modelos de negocios (en
que ganen todos) y en suma, de nuevos esquemas de funcionamiento de los
mercados, nuestros hijos y nuestro medio ambiente pagarán cada vez más por la
energía que requerirán. Salvo que la ciudadanía, utilice su legítimo derecho de
movilización tal cual lo ha hecho contra Hidroaysén, las centrales a carbón y la
nucleoelectricidad[9].
ERNC: ¿caras?, ¿marginales?
La falta de visión y de prospectiva queda de manifiesto al evaluar la
propuesta de las eléctricas para las eléctricas y asumidas por los medios de
prensa, las organizaciones patronales y los expertos dispuestos a justificar tales
propuestas: mega proyectos de tecnologías convencionales de lo que sea: mega-centrales
hidroeléctricas, grandes centrales térmicas e incluso centrales
nucleoeléctricas[10]
que lejos de “solucionar” los desafíos de suministro, de costos y ambientales
agravan el problema. La falta de visión y sesgo es incluso más evidente al
mencionar, si es que se mencionan, la lista de opciones asociadas a las ERNC, la
eficiencia energética, redes inteligentes, micro redes, cogeneración, como opciones
marginales o sólo de interés académico a nivel nacional. En el caso de las
ERNC, éstas son descalificadas incansablemente por sus supuestos altos costos y
desafíos técnicos debido a la intermitencia y no despachabilidad[11]. Sin embargo la realidad es otra. Todas
y cada una de estas tecnologías y esquemas son alternativas técnica y
económicamente viables en la actualidad. Un dato: de los 208 GW de potencia instalada
a fines del 2011 en el mundo, más de la mitad (116 GW) correspondieron a
energías renovables (se excluye grandes centrales hídricas). La cantidad total
de producción eléctrica de ERNC instalada en el mundo produce 6.300 mil
millones de kWh más del doble de lo que producen las 439 centrales nucleares en
servicios[12]. Irrefutable. El mundo va sin duda en otra
dirección que aquella que sugieren las eléctricas.
Eficiencia
energética: una opción insoslayable
En el caso de la EE el sesgo ideológico es peor aún.
Acorde a estudios nacionales[13],
las potencialidades de ahorro por sectores son elevadas pudiendo aportar en el
caso de la electricidad, entre 15 y 20% del consumo base de energía[14]. Los
beneficios adicionales además, hacen de esta verdadera fuente de energía
insuperable en términos de opción económica, energética, política y ambiental.
Acorde a un estudio realizado por la Universidad Federico Santa María y de
Chile, (se) estimó un menor gasto (en generación) de alrededor de 9.500
millones para el período 2010-2020; una reducción de un 20% (de consumo de
energía) y reducción significativa por costos ambientales evitados a nivel local
y global[15].
El impacto y rol central de la EE, es reconocido por
las grandes potencias. En palabras textuales del nuevo secretario de energía de
los Estados Unidos, Ernest Moniz: “Realmente
no veo soluciones a nuestros problemas energéticos y ambientales sin un activo
rol de la demanda, es por esto que es lógico enfocarse en eficiencia energética“[16]. Un ejemplo
de dichos impactos es el estado de California en Estados Unidos. Tales esfuerzos
de política deliberada en EE han logrado tarifas eléctricas más bajas, la
necesidad de un menor número de nuevas centrales de generación y un
estancamiento en los consumos per cápita
de electricidad respecto al resto de los Estados Unidos[17].
A diferencia de los países de la OCDE, Chile carece de política de uso
eficiente de la energía; ello se manifiesta en un presupuesto anual decreciente[18],
ausencia de metas globales, sectoriales y de instrumentos impositivos, de
fomento u otros que orienten e incentiven las inversiones en este ámbito. En
ausencia de una política de EE el consumo de energía por unidad de producto se
mantiene o aumenta, nuestra dependencia se profundiza y nuestra competitividad
se deteriora.
Condiciones para una propuesta a la transición y de
largo plazo que excluya el apocalipsis.
Tenemos una matriz energética sucia, vulnerable y de alto costo.
Nuestro objetivo como país debiese ser transformarla en competitiva, robusta y sustentable.
Esta transformación, evidentemente, no es inmediata; se requiere de un plan que
gradualmente modifique las carencias del sistema eléctrico actual y que lo
potencie para enfrentar de mejor forma el futuro.
Así como hemos sido claros en señalar las causas y problemas que
enfrentamos en el tema energético, somos igualmente claros en señalar que los
desafíos en el corto y mediano plazo, no se resolverán solamente con ERNC o EE.
Centrales térmicas e hídricas funcionando y otras bajo proceso de evaluación,
seguirán siendo parte de nuestra matriz en el corto y mediano plazo. De manera
de enfrentar esta realidad de la mejor manera posible, es necesario impulsar un
plan de transición de un periodo de 4 a 8 años.
Paralelamente a asegurar el suministro, el plan de transición debe ser
el impulsor de una real política energética impulsando cambios profundos al
modelo actual. Debemos cambiar “el más
vendo, más gano” por el “mejor usamos
la energía, más ganamos todos”. Lineamientos, medidas y propuestas que nos
parecen fundamentales, sin ser todas las posibles, que dicho plan de transición
debiese hacerse cargo, incluyen:
1.
Rol del Estado La naturaleza del proceso
de generación, transmisión y distribución de la electricidad así como los
desafíos asociados a la seguridad de suministro y acceso a la energía y cambio
climático, impone grandes desafíos en el diseño de los mercados eléctricos;
exige además un ente regulador adecuado, capaz incluso de intervenir abriendo
mercados, participando con nuevas tecnologías y proyectos demostrativos. El
Estado debe asumir un rol decisivo en la definición de la matriz eléctrica mediante
instrumentos de mercado que sean claros, eficientes y un diálogo fluido y de cooperación
con el sector privado.
2.
Comité público-privado Se propone la
creación de un Comité público-privado para definir las inversiones en
transmisión, generación y EE, con decisiones vinculantes, replicando los beneficios
de una planificación centralizada como Brasil, México, Costa Rica. Los
proyectos de generación y transmisión serán licitados de forma competitiva y
ejecutados de forma coherente, simultánea y supervisada por el Ministerio. Esto
asegurará retornos adecuados para los inversionistas y la obtención de
objetivos en términos de suministro confiable, eficiente y sustentable. Este
comité público-privado liderará el diseño e implementación del plan de
transición previsto para enfrentar los desafíos de los próximos 4 - 8 años.
3.
Ordenamiento Territorial: Se
requiere de propuesta de ordenamiento territorial que en función de vocaciones,
capacidades y recursos locales, se viabilice la instalación de centros de
generación, reduciendo la incertidumbre
a inversionistas. Será también rol del ente regulador establecer los mecanismos
y metodologías adecuadas y efectivas que consideren en etapas tempranas la
participación ciudadana.
4.
Mercados energéticos eficientes y competitivos. Nuestros mercados energéticos son altamente concentrados. Se deben
establecer nuevas reglas que los regulen, por ejemplo, estableciendo cuotas
máximas de participación para proteger la competencia. Los mercados se deben
diseñar alineados con la nueva realidad tecnológica; por este motivo, es
imperioso una nueva definición de los productos energéticos de manera de
valorar (y pagar) los diversos atributos de las nuevas tecnologías. Este nuevo
diseño del mercado también debe considerar un mayor rol de la demanda,
fomentado el uso de la energía en horas de bajo consumo, el uso de la generación
distribuida mediante ERNC, cogeneración y de redes inteligentes.
5.
La EE y las ERNC como punta de lanza de una verdadera política
energética plena de I&D. Se requieren de mecanismos efectivos,
sectoriales, anuales y monitoreables para la promoción de la EE. Los grandes
consumidores intensivos de energía, por ejemplo las mineras, tendrán la
obligación de implementar medidas de mitigación para reducir pérdidas y mejorar
agua y energía. Una línea vital para el fomento, tiene que ver con el
desarrollo científico y tecnológico en materia energética. Chile es un
laboratorio natural a gran escala para el desarrollo de nuevas tecnologías,
sistemas de operación y modelos de negocios asociados a las ERNC. En esta misma
línea, resulta fundamental crear nuevos instrumentos para fortalecer la
cooperación industria-academia.
6.
Subastas para ERNC: Un instrumento exitoso en
América Latina para impulsar las energías renovables es el de las licitaciones
por tecnologías (Brasil, Perú, Uruguay[19]).
Chile debe reformar la Ley 20.018, Ley Corta II, para estandarizar las bases de
licitación de suministro eléctrico y asegurar bloques específicos por
tecnología. Las metas de energía renovable deben incrementarse sustancialmente al
año 2025, probablemente por sobre un 30% y el Estado debe invertir directamente
en la exploración de nuevas fuentes como por ejemplo, geotermia, hidrógeno,
mareomotriz y licitar proyectos con potenciales de explotación establecidos,
servidumbres para unidades y líneas de transmisión pre-definidas y productos de
licitación determinados acorde a las características de las ERNC y licitados de
forma oportuna (3-5 años plazo).
Epílogo: el apocalipsis eléctrico no será cierto, a
condición de adoptar opciones menos onerosas, más democráticas y amigables para
todos.
Chile no enfrenta un apocalipsis eléctrico, enfrenta una situación
energética compleja producto de erradas decisiones de los últimos 30 años que
exige no dilatar el cambio en las reglas de juego del mercado eléctrico. Las
rentabilidades, moderadas esta vez, deben ir de la mano de cambios en que ganen
todos, que fomenten y propicien nuevos competidores y opciones tecnológicas en
la cuales poseemos ventajas competitivas enormes, cambios en que las energías
limpias y renovables, no sólo constituyan una respuesta a los desafíos
energéticos sino se transformen en una verdadera vocación del nuevo perfil de
desarrollo nacional.
BIOGRAFIAS
Miguel Márquez Díaz, Ingeniero Comercial, mención Economía. Universidad de Concepción,
Chile. D.E.S.S. (Diplôme d’Études Supérieures Specialisées) en Évaluation de
Projets et Développement Industriel. Paris I-Panthéon-Sorbonne, París, Francia.
Diversos proyectos empresariales asociados a solar térmico, secadores de leña,
asesorías diversas en eficiencia energética y mejor tarifa. Ha trabajado en:
Programa de Investigaciones en Energía (PRIEN), Universidad de Chile. Consultor
de CEPAL/NU, PNUD. Profesor Adjunto del Instituto de Economía, Universidad
Austral de Chile. PETROX Refinería de Petróleo, asesor de: Ministerio de Energía
y del Medio Ambiente, Santiago Consultores y Medio Ambiente Consultores; El
Colegio de México, México; y como consultor para Embajadas de Suiza e
Inglaterra, entre otras. Director Ejecutivo de energiainteligente Ltda y Director de Energía y Medio Ambiente de
la Fundación Progresa.
Matías Negrete Pincetic´ es
Profesor Asistente del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Pontificia
Universidad Católica de Chile. Investigador asociado a la Universidad de
California, Berkeley, Estados Unidos. Ph.D. en Ingeniería Eléctrica y M.Sc. en
Física de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, Estados Unidos.
Ingeniero Civil Electricista y Magister en Física de la Pontificia Universidad
Católica de Chile. Becario Fulbright. Su área de investigación incluye sistemas
de energía y potencia, mercados eléctricos, optimización y control estocástico.
Héctor Pulgar Painemal es Profesor Auxiliar del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la
Universidad Técnica Federico Santa María. Ph.D. en Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Illinois en
Urbana-Champaign, Estados Unidos. Magister en Ingeniería Eléctrica e Ingeniero
Civil Electricista de la Universidad de Concepción. Becario Fulbright. Su área
de investigación incluye operación y control de sistemas eléctricos de
potencia.
[1] Le Temps, L’Europe face aux
défis énergétiques, mercredi 22, mai 2013: “Elle a notamment adopté la
stratégie dite 20-20-20 qui consiste à augmenter l’efficacité énergétique de
20%, à introduire des énergies vertes dans la consommation européenne à hauteur
de 20% et à réduire les émissions des gaz toxiques provenant des énergies
fossiles de 20% à horizon 2020. Cette stratégie a donné des résultats. L’Europe
est devenue championne en matière d’économies d’énergie. Elle a réussi à
imposer ses standards et à exporter des technologies propres” Según el
Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.
[2] Miguel Márquez, Rolando
Miranda y Hernán Frigolet. Energía e Inclusión: Impactos del sostenido aumento
de los precios de la energía en los presupuestos familiares. Estudio elaborado
para la Secretaría General de la Presidencia de la República, Santiago, abril,
2007. El estudio evaluó el comportamiento de los gastos familiares en energía
–derivados del petróleo y electricidad- por quintiles y por macro regiones en
el periodo 1996 – 2006. En los quintiles más pobres, el peso de la energía no sólo aumenta más que
en el resto, sino que además, el crecimiento en el costo de la energía no es
compensado por el aumento de los ingresos que los sectores vulnerables
percibieron en el mismo periodo. En el periodo analizado la participación de la
energía en el presupuesto de los quintiles más pobres pasó de un 7% a casi 12 %
y hasta un 20% de considerarse la leña. Por el contrario en los sectores más
pudientes la participación relativa pasó del 1,2 a 1,8%.
[3]
“Por su parte, asumiendo la permanencia de los actuales patrones de consumo
energético, se estima que las emisiones de CO2 generados por el sector
energético de Chile aumenten de 48 millones de toneladas en 2002 a 186 millones
en 2030, lo que equivale a un crecimiento del 288% (APERC, 2006)” de los más
altos de la Región y del mundo “Seguridad Energética Y Biodiversidad: Elementos
Claves Para El Desarrollo Sustentable Y Para Incrementar La Competitividad De
Chile”. Centro de Energía y Desarrollo Sustentable, Universidad Diego Portales.
Estudio elaborado para el Congreso de la Nación, 2008.
[4]
Andrés Concha, ex -Presidente de la SOFOFA negaba el cambio climático, abogaba
por las centrales térmicas a carbón y refutaba la necesidad de un impuesto al
CO2, afirmando en un editorial de El Mercurio del 6 de febrero del 2012 lo
siguiente: “Se dice primero que las emisiones de CO 2 son contaminantes, y que
por eso habría que gravarlas. Esto, sin duda, es un error. El mundo vegetal
vive gracias al CO2, de manera que tan contaminante no puede ser. Sin embargo,
se argumenta que las emisiones de CO2, a consecuencia de la actividad humana,
han aumentado a tal punto, que están generando el cambio climático en el
planeta. Este argumento es cada día más controvertido.”
[5]
E. Dardati y R. de Elejalde, Universidad Alberto Hurtado, “¿Debemos
reducir nuestras emisiones de CO2?” El
Mercurio, 30/07/2013.
[6] Bajo las condiciones
actuales, se está generando una renta a favor de la generación que va más allá
del precio necesario para que se hagan las inversiones, con un obvio costo para
el desarrollo del país. Manuel Cruzat Valdés, Economista de la Pontificia
Universidad Católica de Chile y University of Chicago.
[7] Tres firmas
eléctricas concentran el 80% del mercado en el SIC. Compañías Endesa, Colbún y Gener son las
principales generadoras. Lo mismo ocurre
en el SING”. El Mercurio, 26/06/13.
[9]
Pese a Fukushima, a las consecuencias de este grave accidente, los elevados
costos de los impactos que superan con
creces el PIB chileno de un año, de la incapacidad de la privada Tepco para
asumir y enfrentar sus responsabilidades, la lista de expertos chilenos
pronuclear sigue siendo larga, tan larga como preocupante, pues alcanza a
Eduardo Bitrán, coordinador del equipo de Energía de la candidata a Presidente
Michelle Bachelet: “Con posterioridad al 2020 es necesario considerar la opción
nuclear”, señala en, Cambio Climático: Mitigación en Chile, presentación de
Eduardo Bitran C. Presidente Consejo Nacional de la Innovación y la
Competitividad. ¿Y antes del
2020?…Hidroaysén afirma. En efecto, el Sr. Bitrán señala en su artículo:
“Desarrollo económico y opciones eléctricas: el mal menor”; 13 de mayo, 2011:
“Si queremos alcanzar el desarrollo en los próximos 15 años, tenemos que tomar
una decisión y desde mi punto de vista es demasiado costoso
ambientalmente y riesgosos desde la perspectiva de nuestro comercio exterior e
imagen, en el debate de cambio climático, jugarse por la opción del carbón, por
tanto “el mal menor” es HidroAysén”. http://www.elmostrador.cl/opinion/2011/05/13/desarrollo-economico-y-opciones-electricas-el-mal-menor/
[10] El Informe del CADE
(Comisión Asesora para el Desarrollo Eléctrico) que ha asesorado al gobierno
del presidente Sebastián Piñera
señala textual en relación a centrales nucleares: “En este sentido, un PNP
(Programa Nuclear de Potencia) sería un seguro estratégico que permitiría
garantizar el suministro de energético sustentable” (p.172. Resumen del Informe
Ejecutivo).
[11] Susana Jimenez
del equipo de Energía de la Candidata a Presidente Evelyn Matthei,
señala el 4 de abril del 2011 en su blog en La Segunda: “…sin embargo, su
desarrollo masivo (de las ERNC) es inviable por cuanto se trata, en general, de
tecnologías que no son económicamente rentables, ya sea porque exigen altas
inversiones, ofrecen una generación inestable y un bajo factor de planta y/o presentan
una escala de desarrollo reducida”.
[12] Banque Sarasin. La
consolidation de l’industrie solaire n’affecte pas sa croissance; Le Temps,
mardi 4 Décembre 2012; Suisse.
[13] Chile Necesita una Gran Reforma Energética. Comisión
Ciudadana Técnico Parlamentaria, Santiago, Octubre del 2011.
[14] Ibid. p 66.
[15] UFSTM y UCH. “Estimación del aporte potencial de las
Energías Renovables No Convencionales y del Uso Eficiente de la Energía
Eléctrica al Sistema Interconectado central (SIC) para el periodo 2008-2025”, Santiago,
septiembre 2008.
[16] “I just don’t see solutions to our biggest energy and
environmental problems without a very strong demand-side response, and that’s
why it’s logical to focus on energy efficiency.” http://energy.gov/articles/energy-secretary-moniz-promises-focus-energy-efficiency
[18] De alrededor de $31 mil millones para el 2010
–mayoritariamente dedicado a la aislación térmica de viviendas- pasó a
sólo 3 mil millones en el 2012;
Ministerio de Energía, 2012. Países en desarrollo poseen mayores potenciales
que países ricos. Es el caso de China, país en el que la eficiencia energética
cortó el crecimiento de la demanda de energía en un 70% (1980 – 2001). Desde
2004 es un objetivo estratégico central de la política (china) de desarrollo…su
líder Wen Jiabao ha entendido que de otro modo, China no podría sustentar su
desarrollo: el suministro de energía se comería el presupuesto; junio 2007, XI
Programa Quinquenal del Partido Comunista Chino. http://es.prmob.net/wen-jiabao/uso-eficiente-de-energ%C3%ADa/conservaci%C3%B3n-de-la-energ%C3%ADa-2316719.html
[19] Maurer and Barroso, World Bank Report, “Electricity
Auctions, An Overview of Efficient Practices, ” 2011 http://www.ifc.org/wps/wcm/connect/8a92fa004aabaa73977bd79e0dc67fc6/Electricity+and+Demand+Side+Auctions.pdf?MOD=AJPERES
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