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lunes, 2 de febrero de 2015


Nuclear?...no merci!

 (artículo escrito pocos meses después del grave accidente de Fukushima)

Y en francés, porque el lobby de ese origen sumado a nativos sedientos de “pequeñas ganancias” por los negocios asociados ha sido intenso aquí y en París en estos últimos meses (2010). Pero la lista de un no rotundo a la opción nuclear debería ser en ruso, en finés, en inglés. Y, hoy, deberíamos decirlo, con preocupación y tristeza, en japonés.

Los argumentos para un no rotundo a la opción nuclear en Chile eran y son numerosos, contundentes, expresivos y convincentes. Un breve repaso de éstos debe señalar que: el tema de los residuos no está solucionado (ver: “Nos déchets nucléaires sont cachés en Sibérie – Nuestros residuos nucleares se esconden en Siberia; Laure Nouhalht; 12/10/2009, Libération); su costo económico y financiero la clasifica como la más cara de las opciones (el caso francés se debe a razones estratégicas a costos inconfensables e incalculables, tal y como el británico: 60.000 millones de libras esterlinas!!, el costo de manejo y almacenamiento de residuos nucleares no pasados a tarifas!; ver: House of Commons: Environmental Audit Committee; Six Report, 2006, citado por L. Valencia; Seminario Internacional. “Sin petróleo y sin gas pero con Ideas”, Universidad Austral de Chile, octubre del 2006); el desmantelamiento de plantas y confinamiento de residuos exige vigilar a perpetuidad (si…a perpetuidad!); termodinámicamente es mucho menos eficiente (32%) que una central a carbón (37%), menos que las de ciclo combinado (55%) y menos aún que la opción eólica (ver: “Four Nuclear Myths”; Amory B. Lovins, Director y Jefe Científico, Rocky Mountain Institute, 13 de octubre, 2009); cambiaríamos dependencia de hidrocarburos por dependencia del uranio (más escaso que el petróleo); se trata de una tecnología obsoleta a la que tendríamos acceso –restringido- y de costos crecientes (The New Economics Foundation: Mirage and Oasis. Energy choises in an age of global warming”, citado por Roberto Román, ¿Opción nuclear para Chile? U. de Chile, 2010). A ello puedo/debería sumar una larga lista de argumentos relacionados con el supuesto aporte para combatir el cambio climático (mientras no se le calcule la huella de carbono total y ecológica global!); es la menos democrática de las opciones energéticas, la carencia de mercados adaptados para dimensiones que requieren estas plantas, y hoy, se debe agregar lamentablemente, las consecuencias asociadas al riesgo de accidentes nucleares en un país como Japón, país sísmico como el nuestro.


Pero los argumentos no bastan. Parlamentarios (algunos más lobos que otros), dirigentes empresariales, ex funcionarios del Ministerio de Energía, empresas eléctricas, se empeñan en convencernos que esta es la opción para cubrir la creciente demanda de electricidad (voracidad de mineras e industria intensiva en energía), cuando la realidad es que esta mega opción calza y se identifica plenamente con los intereses de las grandes empresas eléctricas que con crisis o sin ella, con sismos o sin ellos, acumulan y acumulan (Endesa-Chile obtuvo beneficios netos de US$ 1.088 millones en 2010, emol, 27 de enero 2011), sin asumir los riesgos -de todo tipo- que éstas significan.

¿Cómo se explica que ante verdades tan evidentes de riesgos, costos económicos y financieros, dependencia y vulnerabilidad del país y de la matriz eléctrica, se siga pensando en ella? (Endesa to access AP1000 technology. Acuerdo con Westinghouse para la venta de reactores nucleares a Endesa; World Nuclear News, 9 de marzo, 2011).


La explicación reside en que las reglas del juego del mercado eléctrico chileno da para que cualquiera sea la megaopción lo tendrán a Ud., a las Pymes y al medio ambiente como cliente/rehén y que cualquiera sea el precio, lo tendremos que pagar. Pero en el caso nuclear lo pagarán nuestros hijos, nietos y varias generaciones más; salvo…salvo que se saquen las lecciones que corresponden de este nuevo “accidente” nuclear. Podrán desplegar todos los recursos del mundo (lo hacen), nucleares y eléctricas e incluso twittear que está todo “bajo control”, lo cierto es que por primera vez en la historia, un país como Japón con estrictas medidas de seguridad en la construcción y operación de plantas nucleares ha tenido que declarar alarma nuclear (La Tercera, 12 de marzo, 2011) y las consecuencias de la explosión de una de las plantas son incalculables (Reactor de Fukushima. “Se amplia a 20 km el radio de evacuación: Japón niega que exista peligro tras la explosión en la central de Fukushima”; europa.es; 12 de marzo, 2011). Ello permite afirmar sin ambigüedad alguna que los riesgos inherentes a este tipo de reactores estarán siempre presentes y que las medidas tomadas serán siempre claramente insuficientes.


Nuclear?, no gracias!  核?ないおかげで!