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miércoles, 29 de mayo de 2019


Los estadistas no están obligados a saber de lo que hablan o...
la Revolución Energética de Pacheco

Pacheco vino a Osorno. Lo trajo la Universidad de Los Lagos prestándose para una incipiente campaña presidencial. ¿Qué dijo? Habló de su Revolución Energética. Veamos si es tal. La matriz energética primaria se mantiene sin cambios, desde hace casi décadas pese a que el mundo desarrollado ha cambiado significativamente. Sin cambios quiere decir que las renovables tienen una escasa participación de menos del 8% en el total del consumo energético y en la matriz eléctrica no supera el 17%. De los grandes proyectos solares, casi todos arrimados a la dispendiosa  industria minera, menos de una mitad se hicieron de los que fueron anunciados. Buen número de ellos “enfrentaron serias dificultades financieras”como decía la prensa especializada respecto de proyectos de renovables frustrados. Chile mantiene su dependencia de combustibles fósiles y su matriz eléctrica es fundamentalmente carbón (40% del total) socavando promesas de matriz limpia firmados en París y otras conferencias. Historias de autogol como el de los medidores. Las energías renovables para la gente se postergan. No se sabe para cuándo, pero con la miopía de responsables nacionales y bien amarrada reglamentación por parte de las empresas eléctricas no será pronto. Siguen siendo caras e inaccesibles para la mayoría. Pacheco (ni su revolución) habló de leña en Osorno pues la verdad es que no tiene idea. O casi. Dijo que debía ser ley…menudo y sesudo aporte! La leña sigue estando omnipresente en la matriz energética del sector residencial del Chile Centro-Sur  acaparando más del 72% del presupuesto familiar desde las VI hasta la XI región. Para un candidato a lo que sea de la elite, no hablar de leña, no dar señales de opciones respecto de cómo se calefaccionarán las familias del centro – sur de Chile es inadmisible y peor aún si ha sido Ministro de Energía ¿Las tarifas eléctricas? Pese a sus promesas de bajarlas, subieron por lo menos entre un 10 y 15%! Las del gas también. Su débil investigación respecto de las rentabilidades de las gaseras, monopólicas o casi totalmente integradas - industria del gas licuado y gas natural casi los mismos dueños- siguen superando márgenes establecidos por Ley. Demás está decir que la ENAP (virtualmente quebrada por 2ª o 3ª vez en igual número de décadas) que nos hereda junto a Tokman, tampoco estará en las opciones de futuro. ¿Innovación y cambio tecnológico de esta Revolución? Cero o casi. Chile importa hasta los tornillos de las eólicas y fotovoltaicas. El casi, sorprendentemente, es por el dificultoso esfuerzo que constato en relación a la biomasa en el sur (leña). Par de ejemplo de ellos: http://nouvachile.cl/#videos, www.energiainteligente.cl e www.iLeniaSoft.cl. Ni las eléctricas, ni las gaseras tienen absolutamente ningún interés en innovar ni en promover el cambio tecnológico dada la elevada rentabilidad de la cual siguen gozando y en constante aumento. Lo más grave es que la revolución de Pacheco, aplaudida por casi todos los sectores políticos, incluyendo ambientalistas y por un Al Gore completamente desinformado del precario panorama energético chileno, olvida lo esencial: la urgente necesidad de redefinir una estrategia energética que concilie los desafíos de desarrollo y crecimiento con aquellos que derivan del cambio climático y con respuestas posibles de asumir por pymes y consumidores nacionales. No es el caso.También obliga a asumir los desafíos locales de contaminación del aire y territorios con soluciones verdaderas, al alcance de la gente y no aquellas que él prometía hace algunos años atrás con el gas natural proveniente del fracking, tecnología prohibida en la gran mayoría de países de la OCDE por contaminante y aceleradora de gases de efecto invernadero. Olvida también esta sui generis revolución que las estrategias energéticas se establecen en función de modelos de desarrollo específicos y no pueden ser copia automática de fórmulas de países del hemisferio norte ni de intereses de corto plazo, ni menos de las rentabilidades de las grandes empresas. Peor aún, es inconcebible a estas alturas no asumir la envergadura de los desafíos asociados al cambio climático en un país altamente vulnerable y que debiesen reflejarse en propuestas veraces, auditables, viables y de corto, mediano y largo plazo, con compromisos y responsabilidades cobrables, por nuestra generación o las que vienen. Acá hay pobreza energética y en serio. Acá se requieren soluciones propias a nuestra disponibilidad de recursos naturales y habilidades. Después de leer a Pacheco me he quedado convencido que, como en este y otros muchos casos, no se le puede pedir al estadista ni menos a un potencial candidato que sepa de lo que hablan pero que te vengan a contar historias a tu propia casa es demasiado.
Osorno, abril del 2019

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